Ahora que el año 2014 va ultimando sus días de existencia, tengo la
sensación de que todo no es lo que parece, o lo que es parece no ser, fundado
en todo momento por el punto de vista o de referencia desde el que se mire. Todo
es relativo, nada es absoluto, como dijo Einstein.
Desde el primer mapa creado por el hombre, hasta el último de nuestros
días, tienen un matiz de subjetividad o de imparcialidad siempre justificado
por una idea cultural, física o religiosa.
Los mapas han cambiado mucho y no siempre el centro geométrico ha sido
distinto al centro étnico. En casi todos los mapas conocidos hasta el s. XVI el
centro étnico y el centro geométrico coincidían, quedando perfectamente
definido en la frase de Mercator “los mapas son los ojos de la historia”. De
esta forma:
Los mapamundis romanos, siguen el modelo circular de los geógrafos jonios,
donde el centro del mundo es lógicamente Roma.
Los cartógrafos chinos generaron una representación del espacio en la que
el centro estaba ocupado por el palacio real del emperador y alrededor de él se
ordenaban sus dominios imperiales.
El mapa Kangnido (Mapa Integrado
Histórico de Países y Ciudades) fue hecho en Corea a partir de un
informe chino de 1402 confeccionado por Gim
Sa-hyeong
De la misma forma se diseñaban los mapas cristianos de la Edad Media, en
los que el mundo aparecía dispuesto circularmente alrededor de la ciudad Santa
de Jerusalén, o aparecía con proporciones mayores.
Mapamundi, Beato de
Fernando I y Sancha (apocalipsis Beato de Liébana)
En todos los casos el centro era móvil porque el observador no se
preocupaba por ocultar su lugar de observación dejándolo fuera de la
representación. Para el observador era claro que el centro geomégrico coincidía
con el centro étnico y religioso desde el cual observaba.
Sin embargo con la conquista de América, la cartografía incorpora la
perspectiva con un punto de vista fijo y único, con una mirada soberana fuera
de la representación, por lo que el lugar de observación se torna invisible y
genera una mirada universal sobre el espacio.
Los mapa mundis del s.XVI y s. XVII, organizan los espacios en continentes
e imperios, construcciones geopolíticas que aparecen ordenadas de acuerdo a
imperativos extracientíficos.
Pero, ¿dejan de
ser diseños subjetivos? Pensándolo objetivamente, creo que no.
Los mapas son
generados y diseñados por y para un fin y el resultado final estará
condicionado y rodeado de circunstancias que crearán una idea del mundo de
forma relativa.
¿Era real lo que
nuestros antiguos cartógrafos reflejaban en los mapas? Desde su punto de vista
sí.