Plano sumerio de una casa. 2000 a.C. Cerámica
Plano de una nave. 2012 d.C. Papel
Aunque parezca difícil de creer, existen más de 4.000 años de diferencia entre las dos representaciones de edificaciones de las imágenes anteriores.
El plano de
la primera imagen, corresponde a las representaciones más cercanas tal como hoy
se puede entender un plano de un arquitecto.
La civilización
sumeria considerada como la primera y más antigua civilización del mundo,
habitaron en las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris en
Mesopotamia.
Los sumerios
trazaban planos sobre tablillas de adobe, donde reflejaban las edificaciones perfectamente
a escuadra, en las que los límites, los muros y las puertas están bien
señaladas, correspondiendo a una perfecta proyección ortogonal.
Aunque
en el plano se observe una edificación perfectamente delineada, en su estudio,
se ha comprobado que existe una gran disparidad de información entre el trazado
de la planta y las medidas.
Las
plantas están acotadas, pero las acotaciones no corresponden siempre con las
medidas que se toman en el dibujo. Esta disparidad se ha interpretado como el resultado
del trabajo de dos artesanos: un buen dibujante iletrado y otro un escribano
capaz de escribir y leer números.
De esta forma, nos revela que la imagen que el dibujante representaba, era una
imagen mental del edificio que se iba a construir (una imagen mental que se
había formado), pero no el que en realidad se construiría.
Las proporciones eran las de un edificio ideal que nunca se llegó a ejecutar tal como indicaban en el plano, debido a incidencias como podían ser: el tamaño del
solar, ubicación, etc…
Quizá modificaciones de última hora, que no quedaron
reflejadas en la delineación de la planta.
Las acotaciones, revelaban entonces la realidad constructiva (proyecto
modificado) y la delineación lo que se pretendía ejecutar (proyecto
inicial).
La
historia se repite en muchas ocasiones hoy en día, la realidad difiere
substancialmente de lo que en planos aparece.