domingo, 19 de febrero de 2017

LAS CARTAS DE NAVEGACIÓN DEL INSTITUTO HIDROGRÁFICO DE LA MARINA CONTADA A TRAVÉS DE FOTOGRAFÍAS NUNCA ANTES PUBLICADAS

El ferrol (1956)

    Fue una sorpresa maravillosa conocer la semana pasada a Plácido Marín Martín en Málaga.

      Sobre el contrafuerte del muro que delimita la fachada de la casa de Plácido, fijé la base con mi estación total para la georreferenciación de su parcela y vivienda.

      Apareció en el patio: un señor de 88 años de edad, ojos oscuros, delgado y con voz suave que me preguntó con curiosidad cómo estaba midiendo su casa. Le expliqué en qué consistía mi trabajo en ese momento y volvió al interior de la vivienda.

      Su hijo me explicó, que su padre era compañero de profesión y fue, junto con otros profesionales, los que diseñaron las primeras cartas náuticas en los años 60-70, que el Instituto Hidrográfico de la Marina española tenía publicados.

     ¡Qué maravilla! Tenía la oportunidad de hablar y conocer una parte de la historia de los primeros mapas hidrográficos de España. Y de primera mano.

      Antes de continuar con el relato, me gustaría hacer un pequeño inciso para definir qué son las cartas náuticas y para qué sirven.



     Una carta náutica es un mapa específicamente diseñado para la navegación marítima con la característica de que muestra el tipo de fondo (roca, arena…), la profundidad del mar en el lugar, zonas de peligro, balizamiento y otros elementos de ayuda a la navegación. 

      Las cartas náuticas proporcionan una representación gráfica para llevar a cabo una navegación segura. Siguiendo los criterios marcados por la Organización Marítima Internacional (OMI) éstas corresponden a la proyección Mercator, siendo real la medida de la latitud y aumentada la medida de la longitud. También se pueden encontrar bajo la denominación de carta marina, carta de navegación o simplemente carta. 


       Terminado mi trabajo, Plácido salió de su casa y se acercó de nuevo, momento en el que aproveché para preguntarle cómo realizaban las tareas de medición, qué lugares había visitado y por qué decidió formar parte del cuerpo de cartógrafos en esa época.

      Sus ojos se iluminaron y allí comenzó su narración llena de recuerdos escondidos en su memoria tras 88 años de vida.

      Plácido, formó parte del cuerpo de cartógrafos de la marina, seleccionados para realizar las tareas de medición y diseño de las cartas de navegación entre los años 1960-70.

      Navegando en el buque “Juan de la Cosa”, eran destinados a territorios españoles con zonas marítimas propiedad del estado español en ese momento: Guinea Ecuatorial, Sahara…


    Ellos embarcaban, navegaban hasta al lugar de trabajo y comenzaban las labores de medición. ¿Cuánto tiempo tardabais?, pregunté pensando en los aparatos que en ese tiempo existían. Él me contestó riéndose: días, meses, años, sabíamos cuándo empezábamos pero nunca cuándo terminaríamos. Era una labor compleja y laboriosa.

Buque Juan de la Cosa (1974)

      Cogíamos los aparatos de topografía - continuó mirándome fijamente - un equipo montaba los aparatos en la costa y otro equipo se marchaba en pequeñas barcas con las miras hacia puntos situados en el mar. Nos alineaban y en ese momento medíamos manualmente la profundidad de ese punto. Después nos desplazábamos unos 20 metros y se hacía lo mismo, así sucesivamente hasta llegar a unos 200 metros, a partir del cual el equipo de tierra volvía a desplazarse de nuevo. 

Isla Escombreras (1961)

Puerto Rico (1963)

Puerto Rico (1963)

    Con toda la información recopilada volvíamos al barco, a la espera del siguiente día, así hasta cubrir toda nuestra zona de proyecto.

Buque Juan de la Cosa (1970)

         Plácido, navegaba en su mente igual que lo hacía décadas atrás en el buque Juan de la Cosa y yo en ese momento navegaba con él en ese barco y con aquel equipo de cartógrafos, que a través de este pequeño y modesto relato y con el mayor de mis respetos he querido mostrar.

Málaga (2017)

    Gracias a Ricardo Marín, hijo de Plácido, por haberme confiado todas estas fantásticas fotos y permitir publicarlas, que forman parte no sólo de la historia de Plácido, sino de la historia del Instituto Hidrográfico de la Marina Española. Como dijo un buen amigo: "te han confiado un tesoro" y así lo creo.